Era jugar en el mítico estadio de Maracaná, donde se inscribe una de las hazañas más importantes de la historia del fútbol. Era presentarse en el principal palco de Brasil y uno de los estadios más legendarios del mundo, donde Uruguay marcó su mayor proeza cuando se consagró campeón en 1950. Nada más y nada menos que ante el local y favorito y ante unas dicen, 200 mil personas en contra.
Con ese peso de la historia, ý el plus de ser el escenario de la última final del la Copa del Mundo 2014, un Nacional de emergencia, plagado de juveniles, pisó el Maracaná para jugar el partido de despedida de Leo Moura. Capitán e ídolo del Flamengo, con una trayectoria de 10 años ininterrumpidos jugando para el cuadro más popular de Brasil con 40 millones de hinchas.
Poco seguramente sabían los jugadores de Nacional de lo que representaba la despedida del capitán del Flamengo que vistió la camiseta del equipo carioca en 517 partidos oficiales.
Fue así que, con la motivación y el respeto de la historia de ese escenario, un equipo alternativo de Nacional, entró al campo del maracaná bajo el mando del Secretario Técnico Juan Carlos Blanco.
El primer gol llegó, a los 18 minutos del primer tiempo, en un descuido de la defensa tricolor que perdió la pelota cuando intentaron salir jugando por el lado izquierdo. El delantero flamenguista Eduardo Da Silva recibió la pelota solo en la media luna, colocando el balón contra un palo, dejando al golero Bava sin reacción. Era el 1 a 0 para el Flamengo.
Casi toda la primera parte, fue un monólogo de Flamengo, que llegó por las bandas con facilidad. Por el lado de Nacional, algunos chispazos de Bueno y Amaral cuando tocaban con Otormin pero sin peligro real.
En el segundo tiempo Flamengo marcó temprano el segundo tanto, a los 6 minutos. Fue Matheus Savio, quien definió para ampliar el marcador.
El partido terminó con victoria del local por 2 a 0. El equipo carioca jugó durante todo el partido a voluntad, llegando con facilidad total al arco tricolor. Por el lado tricolor, muy poco, apenas algunos intentos. El resultado pudo haber sido abultado.
Fue un partido que en lo previo, para los intereses futbolísticos de Nacional poco importaba debido a que su foco está en despejar las dudas y la incertidumbre que generó el mal comienzo del Torneo Clausura, y que a estas alturas, estará extrañando aquella imagen de equipo imbatible que dejó en el campeonato Apertura.
La despedida a la que fue como invitado representó el ingreso de 100 mil dólares. Para el cuerpo técnico la posibilidad de observar la evolución de algunos jugadores que Nacional necesitará para la etapa final del campeonato Uruguayo. Y para los jugadores tricolores que les tocó entrar en el Maracaná, la gran mayoría por primera vez, el sabor especial de imaginar lo que los jugadores del 50 conquistaron.